viernes, 15 de marzo de 2013

TOTALITARISMOS DEL SIGLO XX


Totalitarismo es el sistema político en el cual todas las actividades, todos los aspectos de la vida, sean de orden social, político, económico, intelectual, cultural o espiritual, se hallan subordinados a los intereses e ideología de los gobernantes. En este régimen, derechos y libertades no merecen ninguna consideración: perturban los propósitos del líder.

Los dos totalitarismos que más profundamente han marcado el siglo XX han sido el nazismo y el comunismo. Tras la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial (1914/18), las democracias liberales mostraban una fuerte pérdida de credibilidad. Movimientos extremistas de extrema derecha y de extrema izquierda menospreciaban y debilitaban las democracias liberales, parlamentarias y pluralistas.

 En este contexto, el movimiento nazi, arraigando en la crisis social y económica del momento, creció hasta obtener mayoría de votos; así, el 1933, Adolfo Hitler y su partido, el «Partido Obrero Nacionalsocialista Alemán» (NSDAP), consiguieron, por vía democrática, el gobierno de Alemania: las disposiciones totalitarias previstas en el libro de Hitler Mein Kampf no se hicieron esperar. Pero no fue hasta el 1939, con el estallido de la Guerra, cuando el totalitarismo se mostró en toda su dominación.

En Rusia, la Revolución de Octubre de 1917, liderada por Lenin, abrió camino a la instauración del comunismo; el 1922, se transformaba en URSS. Con la muerte de Lenin, en el 1924, Joseph Stalin inició el proceso de liquidación de toda oposición convirtiéndose en dictador absoluto. Su comunismo estaba alejado del ideal comunista soñado por Marx y Engels. Desde 1936 hasta el 1953, año de la muerte del líder, la URSS sufrió el mayor totalitarismo comunista.

Los dos sistemas totalitarios se desafiaron mútuamente luchando por la hegemonía en Europa. Ahora bien, Berlín y Moscú mostraban una inquietante «identidad cultural».Estos sistemas se diferenciaban en:

Diferencias
  1. Pero los dos sistemas totalitarios tienen fuertes diferencias respecto a sus orígenes ideológicos y a sus objetivos proclamados. El nazismo se origina y se organiza en torno al concepto de exclusión, de rechazo del otro y proclama abiertamente la superioridad de la raza aria; consecuentemente, todo se reorganizará en favor de los considerados superiores y se procederá al exterminio de los judíos y de todas los «otros». El comunismo se origina en torno al concepto de emancipación humana universal; proclama que el proletariado tiene la misión histórica de liberar la sociedad de sus clases; pero la práctica comunista ha llevado a una sociedad estratificada en la cual los privilegios y la separación en castas se han reforzado.
  2. El comunismo destruyó la burguesía en tanto que clase social y con ella lo que hoy se conoce como sociedad civil, liquidó la propiedad privada de los medios de producción y con ella toda actividad económica autónoma, es decir, lo que se conoce como mercado. Por todo eso, en esta sociedad es tan difícil hoy restaurar la democracia. El nazismo no aspiraba destruir el mercado, aspiraba exterminar un pueblo, unos pueblos a los cuales se les negaba el derecho a existir. Desgraciadamente, tenemos que reconocer que toda la historia de la humanidad está poblada de infinidad de crueles matanzas, pero el exterminio de los judíos en Europa (el Holocausto o la Shoah, es decir, la «catástrofe»), es una singularidad nunca conocida: por el solo hecho de existir, unas personas eran peligrosas y odiadas. La «solución final», practicada siguiendo lo más eficiente sistema científico de producción, cuestiona el valor de la cultura occidental que lo ha hecho posible.

                                                                  PATRICIA MARTÍNEZ RODRÍGUEZ 1ºBACH.

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