Giorgio o Jorge Perlasca nació en 1910 y murió en 1992, fue un comerciante italiano que se hizo pasar por cónsul español en Hungría durante el invierno de 1944 y continuó la tarea iniciada por Ángel Sanz para salvar a 5 200 judios de los nazis y del Holocausto.
Durante la década de 1920, apoyó el facismo y luchó en el este de África durante la Invasión de Etiopía.
También luchó en la Guerra Civil Española integrado en el Corpo truppe Volontarie , donde recibió un salvoconducto para las misiones diplomáticas españolas de Francisco Franco. Sin embargo, se desilusionó del fascismo a causa de la alianza con el nazismo y del antisemitismo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Perlasca trabajó obteniendo abastecimientos para el Ejercito italiano en los Balcanes.
Cuando los nazis ocuparon Hungría en marzo de 1944, en lugar de retirarse junto con otros diplomáticos (Italia ya se había rendido a los Aliados en esa fecha), se refugió en la embajada española en Budapest, convirtiéndose de forma inmediata en ciudadano español con el nombre de Jorge Perlasca en virtud de su estatus como veterano de la guerra civil española.
Trabajó con el embajador Ágel Sanz y otros diplomáticos de estados neutrales para sacar de forma ilegal a judíos del país.
Ante la inminente llegada del Ejercito Rojo a Budapest, Sanz Briz fue trasladado a Suiza a finales de noviembre de 1944, y el Gobierno húngaro títere de los nazis ordenó la evacuación del edificio de la embajada española y otros
edificios extraterritoriales donde se refugiaban los judíos. Perlasca
inmediatamente dio el falso anuncio de que Sanz Briz estaba a punto de
volver de una corta ausencia y que le había nombrado cónsul de España.
Durante el invierno, Perlasca fue muy activo escondiendo, dando
cobertura y alimentando a miles de judíos en Budapest, así como
expidiendo salvoconductos basados en la ley de derecho a la ciudadanía
española que había aprobado Miguel primo de RIvera en 1924 para los judíos de origen sefardi tal como Sanz-Briz había venido haciendo
Cuando en enero de 1945 los soviéticos tomaron la capital húngara,
Perlasca se las arregló para desaparecer, llegando a Italia tras un
azaroso viaje. Cuando llegó a Italia, Perlasca guardó en secreto su
increíble aventura por más de 30 años, hasta que un grupo de mujeres de
una comunidad judía en Hungría comenzó a rastrear al diplomático español
que había salvado sus vidas.
Giorgio Perlasca murió de un ataque al corazón en 1992. En vida recibió numerosas condecoraciones de los gobiernos de Italia, Hungría y España y fue considerado por Israel como Justo entre las Naciones.
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