Sissi nació el 24 de diciembre
de 1837 en Munich, hija de Ludovica y de Maximiliano en Baviera, un matrimonio
de conveniencia que nunca fue un matrimonio bien avenido. Max engañaba continuamente a su mujer, es más, solía almorzar con sus hijos ilegítimos. No obstante,
el matrimonio tuvo ocho hijos. Sissi no estaba destinada a ningún alto cargo y vivió una vida sencilla,
en la naturaleza, atendida y educada directamente por su madre, a quien quiso
mucho y a quien habría de añorar en Viena.
Sissi no tenía que ser la esposa elegida por el emperador sino su hermana Elena, la
hermosa Nené. Pero Francisco José se prendó de la hermana pequeña, vestida
de manera campesina, peinada con trenzas; la hermana-niña que parecía más ingenua, más dulce. En 1853, en la ciudad de Ischl, Francisco José sacó a bailar a Sissí, en contra de lo previsto, de la
que se había enamorado locamente. Como en un
cuento de hadas, Cenicienta había sido la
elegida para iniciar el baile en lugar de su hermana. Francisco José toda la
vida sintió hacia su esposa acaso más amor del que ella sintió por él.Sissi y Francisco José se casaron en 1854 cuando ella tenía dieciseis años y él
veinticuatro.Tuvieron cuatro hijos: Sofía, Gisela, Rodolfo
y María Valeria. Pero Rodolfo se suicidó, lo que hizo que
Sissi se marchara de Viena.
La última
etapa en la vida de la Emperatriz estuvo marcada más que nunca por los viajes.
Compró un barco de vapor al que
llamó Miramar, y en él recorrió el Mar Mediterráneo. También pasaría algunas temporadas de
verano en el Lago de Ginebra en Suiza, Bad Ischl en Austria, y en Corfú, donde construyó su palacio, el Achilleion,
en honor a Aquiles. Visitó
otros países como Portugal,
Marruecos, Argelia, Malta, Grecia, Baviera, Irlanda, Turquía y Egipto. También visitó ciudades españolas como Palma de
Mallorca, Alicante y Elche, donde bautizó una
palmera de siete brazos.
El 10 de septiembre de
1898, mientras paseaba por el Lago Lemán de Ginebra con su dama de compañía la condesa Irma Sztaray, fue atacada por un
anarquista italiano,Luigi Lucheni, que
fingió tropezarse con ellas,
aprovechando el desconcierto para deslizar un fino estilete en el corazón de la emperatriz. Al
principio, Sissi no fue consciente de lo que había sucedido. Solamente al subir al barco que las estaba
esperando comenzó a
sentirse mal y a marearse. Cuando se desvaneció, su dama de compañía desabrochó el vestido de la
emperatriz para que respirara mejor y, al hacerlo, vio una mínima pérdida de sangre
sobre el miocardio, suficiente para causar la muerte.
Patricia Martínez Rodríguez 1ºBach.
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