INTRODUCCIÓN
A
lo largo de la historia, y en todo tipo de culturas, los niños ayudaban a sus
padres en el campo, en el mercado, o en la casa desde que eran lo bastante
mayores como para desempeñar una tarea sencilla.
Explotación
infantil, es denominación utilizada para referirse a la explotación de niños en
las fábricas, aunque ahora se aplica al empleo de niños, en especial cuando el
trabajo daña su salud o impide que asistan a la escuela. De hecho, el empleo de
mano de obra infantil nunca se consideró como un problema hasta que apareció el
sistema fabril.
Los
menores han sido explotados laboralmente a lo largo de la historia. En
Inglaterra dominó esta situación durante la Revolución Industrial: algunos
menores trabajaban hasta 16 horas diarias en condiciones incluso peligrosas.
Durante el siglo XX, la lucha por la defensa de los derechos del niño llevó a
numerosos países a adoptar legislaciones y reformas en pro de su bienestar y
educación, aunque todavía hoy en muchos países con altos índices de pobreza los
menores son explotados y utilizados como fuerza de trabajo.
La
expansión industrial posterior a la Guerra Civil de Estados Unidos impuso una
imperante necesidad de trabajadores. Para satisfacer esta necesidad, las
industrias empezaron a emplear niños. Desgraciadamente, la explotación de estos
jóvenes trabajadores continuó durante años. Muchos niños quedaban desfigurados
o morían mientras realizaban ciertos trabajos peligrosos.
Debido
a que la revolución industrial surgió en Inglaterra, y con ella el desarrollo
del sistema fabril y la explotación de los niños, conviene remitirse al siglo
XVIII en Inglaterra, cuando los propietarios de las fábricas de algodón
recogían niños de los orfanatos o los compraban a gente pobre, haciéndoles
trabajar después a cambio, tan sólo, de su mantenimiento. En algunos casos
niños de
cinco y seis años llegaban a trabajar entre 13 y 16 horas al día.
Algunos
reformistas, ya desde 1802 intentaron establecer restricciones legales para
paliar este tipo de abusos pero sus logros fueron escasos, ya que no
consiguieron siquiera reforzar las leyes existentes que limitaban el número de
horas de la jornada laboral o la edad mínima para poder trabajar. Estas
condiciones laborales se generalizaron en todas las fábricas. La mayoría de las
veces, con el consentimiento de los principales líderes políticos, sociales y
religiosos, se permitía que los niños trabajaran en tareas tan peligrosas como
la
minería. Entre las consecuencias sociales negativas cabe destacar el
analfabetismo de la población, el empobrecimiento de las familias y el
crecimiento del número de niños enfermos y con las facultades físicas
disminuidas.La
indignación social creció de forma paulatina. Sin embargo, la primera ley
inglesa relevante sobre explotación infantil no se dictó hasta 1878; en ella se
establecía la edad mínima para trabajar a los diez años obligando a los
patrones de las empresas a que los niños con edades comprendidas entre los 10 y
14 años no trabajaran más de media jornada o días alternos. Además, el sábado
sólo se trabajaría media jornada. Esta ley también limitaba a 12 las horas que
podían trabajar los adolescentes con edades comprendidas entre 14 y 18 años,
permitiéndoles un descanso de al menos dos horas para comer.
Con la ampliación de la revolución industrial al resto de Europa y a Estados Unidos se generalizaron los abusos y la explotación de niños durante todo el siglo XIX y principios del siglo XX. Al igual que en el caso inglés, los abusos fueron provocando una mayor indignación social que se vio reflejada en la aparición de leyes que limitaban tanto la edad mínima para trabajar como el número de horas por jornada laboral. Por desgracia, en la actualidad la pobreza y la escasez de recursos económicos obligan a millones de niños de los países en vías de desarrollo a vivir en condiciones infrahumanas. Asimismo, en países desarrollados como Estados Unidos existen múltiples denuncias de explotación infantil, sobre todo en los estados limítrofes con México. En países de América, Asia y África, la explotación de mano de obra infantil sigue siendo un fenómeno corriente, incumpliéndose de forma flagrante toda la normativa nacional e internacional.
PROBLEMÁTICA INTERNACIONAL
Además,
los problemas de explotación infantil no se limitan tan sólo a los países en
vías de desarrollo, sino que tienen lugar también en las bolsas de pobreza de
las grandes ciudades de Europa y Estados Unidos, en lo que se ha venido a
llamar el Cuarto Mundo. Existe una creciente preocupación en torno al aumento
de la prostitución de menores en los grandes centros urbanos.
Los
esfuerzos más destacados para eliminar la explotación infantil a escala mundial
provienen de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), creada en 1919 y
que hoy forma parte de las Naciones Unidas (ONU). Este organismo ha
desarrollado varias convenciones sobre el destino de la mano de obra infantil,
prohibiéndose en los países miembros el empleo de menores de 16 años, y
planteando la posibilidad de aumentar este límite en caso de tratarse de
trabajos peligrosos; también se establece la obligatoriedad de llevar a cabo
exámenes médicos periódicos y se regula el trabajo nocturno. Sin embargo, la
OIT no tiene capacidad para obligar al cumplimiento de estos convenios, ya que
éste es un acto asumido de forma voluntaria por los países miembros.
Diferentes trabajos realizados por los niños
- Vendedores de periodicos.
- Vendedores de helados.
- Trabajadores en la industria textil.
- Trabajo en las minas.
- Trabajo en las boleras.
- Trabajo de limpiabotas.
- Trabajo con la madera.
- Pescaderos.
- Recolectores.
JENIFER MARTINEZ
ORTIZ
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